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Leí por allí que la decoración o el diseño de interiores tiene que ver con darle el mejor uso al espacio disponible.
Soy la responsable del hogar de mis padres desde su cambio de paisaje.
Mi casa fue motivo de algunas críticas sobre la fusión de estilos en cada área pero cada detalle, cada repisa de mi hogar materno, tiene ahora mucho sentido en su ausencia.
Todas esas piezas de colección que mi padre llamaba “corotera”, eran los tesoros más preciados de mi madre, luego de sus hijas. Cada una tiene una historia de esfuerzos y de épocas que significan muchísimo sin mencionar la emoción de relatar su adquisición a pesar de la molestia de mi padre José Antonio, al saber que se había puesto en algún rincón para ese detalle.
Ya ninguno de los dos me acompaña pero su presencia es evidente. A la fecha no hemos retirado muchas cosas porque entendimos que los recuerdos pueden ir muy bien con esas nueva piezas, armonizando perfectamente con líneas contemporáneas y fusionándolo con lo vintage, dándole un valor indiscutible a los espacios.
En el siglo 20 los venezolanos incluyen en sus alacenas o listas de bodas las vajillas diarias y las de gala, copas, vasos, cubiertos, batería de cocina, soperas, tisanera, decoración y hasta piezas de colección que por cierto estaban incluidas en las famosas listas de boda.
Así que en muchas casas quedaban las pesadas y trabajadas obras de arte, fabricadas artesanalmente por maestros vidrieros de cristal de bohemia, repisas con formas insólitas de cristal de Murano, lámparas o bailarinas de Capodimonte, Limoges, paredes con platos de porcelana bavaria, bandejas de pwetter, sin mencionar los souvenirs de los viajes de vacaciones.
Seguro que tienen una sonrisa dibujada en su cara porque así eran nuestras madres, coleccionistas y cada pieza tiene una historia. Son muchas y diversas, por ejemplo, el día de limpiar la plata, el cambio de vajilla, contar cada juego de cubiertos porque había un evento familiar o una vez al culminar la gran cena. Ni hablar cuando rompimos ese jarrón chino por estar brincando con mis amigas.
Mención especial al obligado cambio de decoración por las fiestas decembrinas: el pesebre, arbolito, coronas y vajilla específica con Santa Claus, incluido.
Todos tienen su puesto en nuestra memoria y guardan la emoción de otros tiempos. No es apego a lo material es el espacio de nuestras vidas y momentos que perfectamente podemos ubicar en las casas junto con lo nuevo y moderno logrando esa armonía de generaciones, de lo histórico de su lectura, en el lugar donde vivimos las experiencias más vibrantes de nuestras vidas y contar su significado para las nuevas generaciones por venir a la nave nodriza de tu clan.
Provoque esa bulliciosa reunión de los miembros de la familia, preparen juntos esa receta especial. Saca toda esa hermosa y decorada vajilla. Que cada pieza acompañada de un bocado sea una historia, una sensación.
Honremos su esfuerzo por levantar una casa, un cálido hogar con alma, donde lo antiguo, clásico y moderno tienen asignado un espacio y que conforma la construcción de la personalidad de su árbol genealógico y memoria.
Goya Sumoza
Vozmarca / Locución / Publicidad / Eventos / Producción / Asesoría Comunicacional